Durante años nos han contado una historia heroica sobre los espermatozoides, esos valientes nadadores que compiten en una carrera épica para conquistar al óvulo. Pero, como suele pasar, la narrativa centrada en “el héroe” omite un detalle esencial: el poder de decisión del óvulo.
Según un estudio de la Universidad de Estocolmo y la Fundación Trust de la Universidad de Manchester, publicado en The Royal Society, el espermatozoide más rápido no es necesariamente el elegido para fecundar el óvulo. De hecho, el óvulo tiene la capacidad de seleccionar activamente al espermatozoide adecuado, utilizando señales químicas llamadas quimioatrayentes. Es el óvulo quien decide, basándose en un complejo sistema de compatibilidad biológica.
Esta revelación no solo cambia la forma en que entendemos la fecundación, sino que también desafía una narrativa profundamente patriarcal que romantiza la “competencia masculina” incluso a nivel celular. La idea de que todo es cuestión de fuerza, rapidez o superioridad se desploma ante la evidencia científica que demuestra que la fecundación es, en realidad, un acto de colaboración y decisión mutua, donde el óvulo ejerce un papel activo y fundamental.
Así que la próxima vez que escuches la historia del “espermatozoide más rápido”, recuerda: no se trata de velocidad, se trata de elección. Porque incluso a nivel biológico, las mujeres (y sus células reproductoras) tienen el poder de decidir.