Yo era como todos los niños, juguetón, travieso y llorón, lo que me diferenciaba era de que en los ratos que no salía a jugar con los amigos me ponía a dibujar, colorear libros, observar todo lo que me daba curiosidad, me subía a los techos para indagar y explorar, conversaba con las aves, perros, gatos, pericos y muchas veces me quedaba en el limbo apartado del mundo sumido en mis imaginaciones.