Holaa, escribí otra historia para Halloween un poco más seria y compleja que la de las Peras xD.. Está tarde un buen rato para armarla completa y también que no quería fuese demasiado larga así que por eso no tiene muchos detalles y profundización en los hechos, pero concidero que así ya esta bien para no hacerla más larga.
Tiene una buena inspiración en algunas enseñanzas del libro de Malaquias y ocurre en una fecha dónde hubo crueldad para el pueblo Judío pero al mismo tiempo siendo el último año de esta guerra. El nombre del pueblo es ficticio.
En el año 1648, en finales de la Guerra de los Treinta Años, la noche de la luna de sangre, el pueblo de Ravenwood se sumió en un terror sin precedentes. La luna, que normalmente brillaba con un suave resplandor plateado, ahora parecía haberse teñido de un rojo oscuro y siniestro.
Había una leyenda oculta y olvidada que hablaba de un profeta llamado Malakai, cuyo nombre significaba "mi mensajero" en la antigua lengua. Según la leyenda, Malakai era el portador de un mensaje divino que traería esperanza y renovación espiritual a un mundo sumido en la oscuridad.
Sin embargo, una fuerza maligna había corrompido el nombre de Malakai, convirtiéndolo en un símbolo de terror y destrucción con el paso de las generaciones y la lengua. Los habitantes de Ravenwood, muchos de ellos refugiados judíos que habían escapado de la persecución en Polonia, comenzaron a experimentar cambios extraños.
Algunos se volvieron violentos y agresivos, mientras que otros caían en un estado de trance profundo. Los ojos de los afectados se tornaban rojos, como si reflejaran la luna sangrienta. Ember, una joven valiente y líder natural, se negó a rendirse ante la oscuridad.
Descubrió un texto ancestral que revelaba el secreto para detener la maldición; encontrar al verdadero Malakai. Ember y su grupo emprendieron una búsqueda peligrosa por el pueblo, enfrentándose a los habitantes poseídos y a las sombras de su propio pasado.
Finalmente, encontraron a un misterioso personaje que se hacía llamar Malakai. Pero este Malakai no era el demonio que todos pensaban por la distorsión de su nombre. Era un mensajero divino que había estado esperando el momento adecuado para revelarse.
Con su ayuda, los supervivientes pudieron romper la maldición y restaurar la luz en Ravenwood. La luna de sangre se convirtió en una luna de plata, y el pueblo de Ravenwood se renovó espiritualmente. Malakai, el profeta, se quedó entre ellos, guiándolos hacia un futuro lleno de esperanza.