Una leyenda de un pueblo: La Casona, en Cocorit, Sonora, Mexico.
Fue construida por Don Albino Almada alrededor del año 1890, ha sido además de hacienda, hospital ejidal, panadería, lugar para la búsqueda de tesoros e investigación de fantasmas y fenómenos paranormales; así como refugio y baño público para los gitanos que con su circo deleitaron por años a los lugareños.
Hoy convertida en galería de arte, cuenta con cuatro salas de exposición y un amplio jardín interior donde se exhiben muestras permanentes de pinturas y esculturas, así como de artesanías; además de ser objeto de supuestas apariciones fantasmales y diversas leyendas populares.
Entre los visitantes distinguidos se cuenta con la del pintor y escultor de talla internacional José Luis Cuevas.
Uno de los objetivos de La Casona de Cócorit es el impulso del arte en personas con aptitudes artísticas y que no cuenten con el suficiente apoyo. Por lo que los artistas locales la denominan como el recinto de la pintura y de las artes plásticas de la región.
La vivienda conocida como la Casona de Cócorit, en el municipio de Cajeme. En la actualidad es un atractivo turístico por su arquitectura colonial, pero eso de día, claro, porque de noche, cuando cierra sus puertas al público, cuentan los lugareños que el lugar es habitado por una mujer vestida de blanco, que cruza la plaza principal y luego se interna en la vieja casa. Le llaman: “La Aparecida”.
Se cuenta que este espíritu habitó durante mucho tiempo la casona. Llegó a ella desde niña y vivió ahí, feliz, durante muchos años, pero ocurrió una terrible tragedia que terminó con su alegría: algunos aseguran que entraron a robar a su casa y que mataron a toda la familia; otros dicen que, en efecto fue un ladrón quien lo hizo, pero que sólo la mujer fue la asesinada.
Lo curioso es que nadie en Sonora duda de su existencia, ya que hay muchas personas que la han observado, sobre todo, cruzando las ventanas de la planta alta.
Hay tantas variantes de la historia de la mujer, que han inspirado las distintas pinturas que adornan las paredes de la gran casa. Incluso en el patio hay una escultura de ella y todo aquel que ingresa, aseguran, siente su presencia.
Los pobladores señalan que nunca se supo el nombre de esta mujer. Según relatos, cuando llegó a Cócorit era una niña de aproximadamente 13 años y 6 años después desapareció.
Tal parece que La Aparecida ha decidido que la única dueña de la casa es ella, y no permitirá que nadie pase una noche tranquila ahí.
La pueden ver al fondo...me gusta esa foto porque se ve parte de la plaza del pueblo.