Nunca.
Pero tuve una tía lejana en Hidalgo, que cada vez que la visitabamos, sacaba un cantarito de barro donde siempre tenía Chinicuiles. Sacaba un puño, los tetameaba vivos en el comal y así ya como chicharroncitos nos hacía una salsa en molcajete, Mmmm, que cállate los ojos. Buenísima.